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Hace ya un tiempo, cuando comencé a interesarme e investigar sobre la crianza consciente y la educación respetuosa, me di cuenta de que no se limitaban simplemente a la relación que establecemos con nuestros niños, sino al modo en que nos relacionamos con nosotras mismas, con nuestro entorno y con cada ser que se cruza en nuestro camino.

Los niños absorben y aprenden lo que experimentan, aquello que compartimos con ellos desde el placer y la conexión, aquello que somos a cada instante.

La conexión genera conexión, la empatía despierta empatía,
y miles de vivencias mágicas que cuidan de nuestro sistema nervioso
y construyen un mundo más amable y humano.

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En este blog de Crianza con Conexión, quiero compartir contigo mis aprendizajes, autores favoritos, artículos, herramientas y reflexiones basadas en la neurociencia relacional (Teoría Polivagal, Somatic Experiencing, entre otras) para que puedas disfrutar de una relación más fluida, conectada y colaborativa con tus hijos y los niños con los que trabajas.


Regresamos en Crianza con Conexión con un interesante artículo de Mona Delahooke sobre la importancia de mirar más allá de los comportamientos, de no apresurarnos a la hora de poner una etiqueta diagnóstica (TDAH o hiperactividad, en este caso) y de ayudar a los niños a apreciar y valorar su conexión cuerpo-mente y sus diferencias individuales.

En Crianza con Conexión, nos interesa mirar más allá de los comportamientos y las etiquetas y poner el foco en los estados neurobiológicos de niños y adultos porque van a definir el estilo y dinámicas de la relación y tener un impacto notable en el desarrollo socio-emocional de los niños.

¡Estemos conectad@s!

... y te mandaré las novedades del blog