De técnicas de autorregulación para niños y del sistema nervioso

09.12.2021

Hoy, en Crianza con Conexión, regresamos después de algún tiempo con un nuevo artículo de Mona Delahooke en el que nos explica las razones por las que la mayoría de niños son incapaces de usar, cuando más las necesitan, esas técnicas de autorregulación emocional que les enseñamos con tanto ahínco.

Con una mirada muy respetuosa hacia la crianza y educación conscientes, y basándose en las más recientes investigaciones en neurociencia relacional, Delahooke nos invita a mirar más allá de los comportamientos, a sumergirnos en las profundidades de nuestro cuerpo y cerebro, y a entender el papel del sistema nervioso autónomo en nuestras relaciones con los niños y sus (y nuestros) comportamientos. 

Os dejo con el artículo de Mona Delahooke: 

"Muchos padres y madres intentan empoderar a sus hijos enseñándoles técnicas para que puedan calmarse solitos cuando están enfadados: respirar lenta y profundamente, practicar poses de yoga relajantes, y tener pensamientos positivos. Recientemente, realicé una encuesta informal, preguntándole a los padres y madres si sus hijos habían tenido alguna vez problemas para usar ese tipo de técnicas de autorregulación. La respuesta abrumadora fue un ¡sí!.

Mi encuesta reveló que no sólo los niños fracasan en el uso de estas habilidades cuando más las necesitan, sino que además un recordatorio por parte de los padres (para que usen estas técnicas durante momentos de intensidad emocional) a menudo exacerbaba aún más el enfado del niño. 

Si tus niños se encuentran con este problema, no estás haciendo nada malo. Hay buenas razones por las que los niños (¡y los adultos también) tienen problemas para calmarse a sí mismos en ese momento emocional intenso con las estrategias aprendidas. Para descubrir el por qué, necesitamos mirar más allá de la superficie, más allá de los comportamientos.

Nuestras experiencias sensoriales internas y externas, que impactan el estado de nuestro sistema nervioso, influyen en cómo resolvemos los problemas con los que encontramos a cada instante. Si estamos sedientos, tomamos un vaso de agua. Si un niño se cae o está asustado, podría ponerse a gritar de repente.

Tenemos un sistema interno, neurocepción,  que está constantemente escaneando el ambiente, diciéndonos qué necesitamos hacer para estar seguros y en equilibrio. Cuando algo lanza al sistema nervioso al modo supervivencia, sus cuerpos se preparan para moverse - gritar, golpear, empujar, o pedir algo, todo ello en un intento instintivo de sentirse mejor. Cuando un niño está en este "modo", su cuerpo  no se encuentra en situación de valorar todo el menú de opciones que tan cuidadosamente le hemos enseñado. A muchos adultos también les resulta difícil hacer esto, y los niños lo pasan peor porque todavía no pueden autorregularse. 

De hecho, los humanos llegamos a este mundo con muy pocas habilidades para regular nuestros cuerpos y emociones básicos. Necesitamos de nuestros padres y madres para hacer eso por nosotros: alimentarnos cuando estamos hambrientos, calmar nuestro malestar y satisfacer nuestras necesidades de seguridad, a cada momento, día tras día, a través de relaciones que nos ayudan a sentirnos en calma en nuestros cuerpos. Esto se llama CORREGULACION.  

A menudo asumimos que los niños que pueden caminar, hablar y comprender palabras, poseen automáticamente la capacidad de calmarse a sí mismos a través del pensamiento. Pero el desarrollo no es tan simple como eso (he escrito sobre esta brecha en las expectativas - la diferencia entre los que nosotros asumimos que un niño debería ser capaz de hacer y su habilidades madurativas reales). 

Si tu hijo fracasa una y otra vez en el uso de esas maravillosas habilidades de auto-ayuda que les has enseñado, no pierdas la esperanza. Un día tu hijo será capaz de acceder a ellas cuando las necesite, esto es, antes de perder el control de sus comportamientos. Pero mientras tanto, si tu hijo no es capaz de conectar con las habilidades de autorregulación memorizadas, es una señal clara de que necesita más corregulación. Es decir, no son capaces de autorregularse todavía de una forma consistente. 

La mejor manera de ayudar a un niño es nutriendo el sentido de calma y conexión de su cuerpo. Pero no hay una manera de hacer esto que sea única y válida para todos los niños. Los adultos ayudamos a los niños a entender las señales de su cuerpo y a determinar si su "batería" necesita recargarse. Con el tiempo, esto ayuda al niño a prestar atención y honrar lo que su cuerpo le está diciendo. Una vez pueda hacer esto, las habilidades de autorregulación son menos importantes. El niño desarrollará auto- conciencia y estará lo suficientemente empoderado como para pedir un abrazo, respirar profundo o tomar un tentempié. 

Seguir las valiosas señales de su cuerpo es la mejor habilidad de autorregulación de todas."


Puedes encontrar el artículo original en inglés de Mona Delahooke aquí. 

Sobre Mona Delahooke

Mona Delahooke es doctora en psicología con más de 30 años de experiencia en el acompañamiento a niños y familias, y miembro senior de la Fundación Profectum, organización dedicada al apoyo de familias de niños, adolescentes y adultos neurodivergentes.

Además de haber dedicado su carrera profesional a promover un enfoque compasivo basado en las relaciones y la neurociencia, es la autora de un libro imprescindible que están teniendo una excelente acogida en Estados Unidos y que ya ha sido publicado en español, "Más allá de la conducta: cómo usar la neurociencia y la compasión para entender y solucionar las dificultades conductuales de los niños.".

Como para mí Mona es una autora de referencia, cuyo enfoque y propuestas han impactado profundamente mi labor profesional y mi maternidad, he solicitado su permiso para ir publicando en español aquellos artículos de su autoría que me parecen más relevantes y que complementan los artículos de este blog.

Si te perdiste los artículos anteriores de Mona Delahooke, puedes leerlos en los siguientes enlaces:

La ira, el llanto y las rabietas protegen a tu hijo

Crisis emocionales en los niños: posibles causas y cómo reaccionar


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