Crianza Consciente - La ira, el llanto y las rabietas protegen a tu hijo

26.11.2020

¿Alguna vez hubieras imaginado que esas rabietas que, con frecuencia, nos desesperan y nos hacen perder la paciencia tienen una función protectora para los niños? Pues sí... y además evitan que los niños entren en un estado de desconexión emocional muy perjudicial del que sería muy difícil salir. 

Un nuevo artículo de Mona Delahooke que aporta una nueva visión sobre la ira, los llantos persistentes y las rabietas.

"La ira, los llantos persistentes y las rabietas tienen mala fama. Como padres, nos preocupa que esos comportamientos indiquen que nuestro hijo está eligiendo comportarse mal o que, de una manera, estamos fallando como padres. Las miradas desaprobatorias que recibimos de quienes presencian dichos comportamientos no hacen más que potenciar nuestra inseguridad y ese tipo de pensamientos

Leemos libros sobre cómo aplacar los comportamientos de nuestros niños a través de técnicas, lógica y consecuencias. Pero un niño durante un comportamiento explosivo no está abierto a un debate lógico - e incluso podría ser incapaz de escucharte. ¿Por qué? Porque durante su colapso emocional, el cerebro del niño está bajo el control de lo que yo llamo "vía roja" (nota de la traductora: el texto original "red pathway" hace referencia a la respuesta de supervivencia de lucha o huída). Lo que el niño dice o hace en esos momentos, raramente refleja su mente racional, sino algo mucho más primal: un instinto de supervivencia innato.

Estudiar la ciencia del cerebro me ha ofrecido una nueva perspectiva a la hora de entender estos comportamientos difíciles. Cuanto más aprendo sobre el desarrollo del cerebro, más comienzo a apreciar la ira, los llantos persistentes y las rabietas por la función protectora y adaptativa que tiene para los niños. 

Si los niños no tuvieran la vía de lucha o huída como forma de lidiar con amenazas percibidas, tendrían una alternativa cuando percibieran peligro: se paralizarían o desconectarían. Es importante recordar que un niño que se paraliza o desconecta en respuesta a cualquier situación está en un estado del sistema nervioso autónomo de gran estrés (distrés) y necesita de una intervención atenta de forma inmediata.

Aquí está lo que he aprendido al estudiar el sistema nervioso autónomo con uno de los neurocientíficos más respetados a nivel mundial en este tema, Dr. Stephen Porges: los seres humanos nacemos con un sistema exquisito de detección del peligro integrado en nuestros cerebros y cuerpos. Nos ha ayudado a sobrevivir a lo largo de millones de años. Piensa en él como un guardaespaldas personal que nos mantiene seguros día y noche.

Cuando un bebé siente que algo está mal, el sistema de detección pasa a la acción. El resultado es que el bebé llora, grita o - cuando detecta un peligro extremo - simplemente desconecta y se queda muy quieto. Estos comportamientos sirven como señales para que sus cuidadores le alimenten, calmen o atiendan de otro modo sus necesidades apremiantes. Sin esta habilidad de hacer señales para conseguir ayuda, el lactante tendría dificultades para sobrevivir.

A medida que los niños pequeños crecen y entran en la infancia y adolescencia, su sistema de seguridad personal se mantiene poderoso y efectivo. Cuando un niño siente que algo es amenazante, la vía calma, exploradora y "verde" de su cerebro (conocida como el sistema de conexión social) vira hacia la vía roja, designada para mantenerlo a salvo. El resultado: comportamientos difíciles, rabietas, llantos persistentes, e incluso agresión. Cuando un niño percibe peligro, su cerebro y su cuerpo responden con comportamientos protectores de "lucha o huída" (puedes leer más sobre esta respuesta de supervivencia aquí y aquí. Así es, los comportamientos de lucha o huída son biológicamente protectores.

A veces, el cerebro y cuerpo del niño registra amenazas que podrían ser invisibles para los padres. Cualquier cosa puede activar el sistema de detección de amenazas. Un niño podría tener un colapso emocional en una tienda porque su cuerpo está cansado. Otro niño podría experimentar ansiedad por separación repentina después ser dejado en el colegio y, como resultado, darle una patada a un compañero en la espinilla. Esto no significa necesariamente que hay algo que no está bien en ese niño. Simplemente que la resiliencia emocional del niño es frágil en ese momento y/o que todavía se está desarrollando.

Cansancio, ansiedad, sentirse mal o inseguro - cualquiera de los millones de detonantes invisibles puede mandar al niño a la vía roja de comportamientos explosivos. Cuando esto sucede, es importante recordar que el niño no está eligiendo el comportamiento, sino que el sistema nervioso autónomo del niño lo está eligiendo. Para resumir, una rabieta rara vez es una elección consciente.

Conclusión: los colapsos emocionales y las rabietas no son comportamientos intencionales. De ahí que sea tan importante no castigar ni ofrecer consecuencias negativas ante dichos comportamientos. En ese momento, el niño necesita que le calmen, en lugar de que les demos lecciones o les amenazamos con consecuencias o castigos, ya que eso somete al sistema nervioso humano a niveles crecientes de angustia y distrés.

Necesitamos apreciar las rabietas por lo que son: una señal de que el niño necesita algo de nosotros y de su mundo. ¿Y cómo deberíamos responder en esos momentos difíciles? Depende de lo que esté causando la angustia del niño. En cualquier caso, lo que el niño más necesita durante los tiempos difíciles es paciencia, calidez y amor por parte de los adultos que lo rodean."

Puedes encontrar el artículo original en inglés de Mona Delahooke aquí. 

Sobre Mona Delahooke

Mona Delahooke es doctora en psicología con más de 30 años de experiencia en el acompañamiento a niños y familias, y miembro senior de la Fundación Profectum, organización dedicada al apoyo de familias de niños, adolescentes y adultos neurodivergentes.

Además de haber dedicado su carrera profesional a promover un enfoque compasivo basado en las relaciones y la neurociencia, es la autora de un libro imprescindible que ha tenido una excelente acogida en Estados Unidos y que en breve verá la luz en español, "Beyond Behaviors: Using Brain Science and Compassion to Understand and Solve Children's Behavioural Challenges".

Como para mí Mona es una autora de referencia, cuyo enfoque y propuestas han impactado profundamente mi labor profesional y mi maternidad, tengo su permiso para ir publicando en español aquellos artículos de su autoría que me parecen más interesantes y que complementan los artículos de este blog.

Si te perdiste el primer artículo traducido de Mona Delahooke , "¿Disciplina para niños? Es hora de cambiar el enfoque", puedes leerlo aquí. 

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